La Santa Cruz





Seráfica Hermandad de la Santa Cruz y Nuestra Señora de los Dolores en su Amparo y Misericordia







La Hermandad de la Santa Cruz se constituye a principio de los años 80 por un grupo de jóvenes albaceas de la Cofradía de la Pollinica, como Asociación Privada de Fieles, no siendo hasta 1995 cuando recibe la definitiva erección canónica. En el año 1993 realiza su primera salida procesional por el ámbito de la parroquia de San Felipe Neri, y se repite año tras año la procesión en la noche del Viernes de Dolores. En el 2001 se acuerda el ingreso en la Agrupación de Cofradías, y se determina el Jueves Santo como día para la salida procesional.


Parroquia de Santa Cruz y San Felipe. El origen está en las dos capillas que inicialmente el Conde de Buenavista edificó entre 1720-1730, donde estaba la ermita de San Felipe, al lado de su casa palacio de la calle Gaona. Se abrió al culto en 1785 y posteriormente acogería a los Filipenses por primera vez en esta ciudad, ya que la capilla estaba dedicada a San Felipe y San Francisco de Sales, erigiéndose en parroquia en 1841. El proyecto era del arquitecto Ventura Rodríguez, con fachada de diseño clásico y portada en dos cuerpos entre dos torres salientes. Las portadas laterales, tienen las formas de finales del siglo XVIII. La primitiva capilla en su exterior tiene los muros esgrafiados con decoración geométrica entrelazados en rojo y ocre que es usual en el primer cuarto del siglo XVIII. En el presbiterio hay un baldaquino de corte neoclásico, realizado en 1795 en mármoles policromos y madera, atribuido a José Martín de Aldehuela. Sobre el balcón del Coro, un escudo de la orden de los filipenses es el único resto de la caja del órgano que realizó Martín de Aldehuela.

La capilla central la ocupa el retablo de la Orden Tercera de Siervos de María, realizado en el siglo XX.



La estacíon de penitencia bajo las bóvedas de la Santa Iglesia Catedral, es donde esta cofradía por su caracter invita al espectador a entrar en la máquina del tiempo, observar una procesión decimonónica llena de silencio y recogimiento. La estrechez de San Agustín, como calle peatonal es aprovechada por esta hermandad cuando va de recogida después de hacer estación de penitencia. Los nazarenos se agrupan con precisión e iluminan con sus velas el paso del trono a marcha de música fúnebre.



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